Robin Soderling derrotó al checo Tomas Berdych por 6-3/3-6/5-7/6-3/6-3 y accedió por segunda vez en su carrera y de manera consecutiva a la final de Roland Garros, instancia en la que espera por Rafael Nadal o Jurgen Melzer que jugarán más tarde.
Soderling es espectacular, pero no por este triunfo, sino por el estilo único y eficáz que desarrolló con el correr de los años y que justamente a tantos logros lo ha llevado. No me cansaré de reiterar que el número 7 del mundo tiene un arma no reconocida que usa como raqueta y que tiene un chip en su muñeca en el que programa la potencia y control en cada disparo. De todas maneras, por momentos tambaleó ante el juego de Berdych, que sacó muy bien cuando necesitó cerrar y salvar break points y que llegó a ponerse dos sets a uno. Pero ninguna circunstancia detuvo el juego y la idea a plasmar en cancha del sueco, que tras quedarse con el cuarto set, quebró oportunamente en el séptimo juego del último parcial, sostuvo su servicio y generó que los nervios se apropiaran de Berdych, quien sacaba 3-5 y 30-40, cuando falló un reves paralelo que se le fue ancho. El año pasado, Soderling perdió con Federer, el día que el actual número uno del mundo, conquistó su primer RG.
Se viene una final con aroma a revancha...esta bien, esto es tenis y todo puede pasar. Si se da la lógica...el tema es que Nadal, forma parte de la lógica y de todo lo que no tiene que ver con la misma.
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