Por Artemio Flores Martínez
GRACIAS
Un gran privilegio. Los que disfrutamos de este deporte tenemos que estar eternamente agradecidos con Roger Federer y Novak Djokovic, que este viernes nos han regalado más que un partido de tenis, un espectáculo, una obra de arte.
En esta ocasión lo menos importante, pensamos, es el marcador, que favoreció al suizo en los números y que le permitirá volver a jugar el domingo una final en un Major frente a Rafael Nadal, su amigo y principal némesis en las pistas del circuito.
En efecto, los números aquí afortunadamente pasan a segundo término. Sin importar quién hubiera sido el vencedor, las palabras de gratitud y asombro en esta columna hubieran sido muy similares, pues lo que pasó en la tierra batida de la Philippe Chatrier fue algo magnífico, asombroso, surreal.
El sorteo y el ranking se encargaron de reunir en semifinales al mejor jugador, por escándalo, del 2011, con el que muchos califican, y me incluyo, como el mejor tenista que ha existido. Fue en semifinales, pero la calidad y lo mostrado en la cancha no le piden nada a las mejores finales de Majors de la historia, así de majestuoso fue el encuentro.
Y es que la batalla por dominar cada punto fue espeluznante... Y fueron 309 batallas en poco menos de cuatro horas; una bestialidad. Ninguno de los dos quería quedar a la defensiva, su juego y su estrategia se los impedía. La velocidad de la pelota será sólo descriptible por las matemáticas, pero créanme que fue excesiva, sin embargo la precisión no los abandonó, la cantidad de tiros ganadores superó a los errores no forzados, muestra clara de que en la cancha estaban dos genios.
Fueron cuatro sets en los que las diferencias las marcaron los detalles, los centímetros, los estados de ánimo y en ocasiones la suerte.
En lo personal, más allá del memorable espectáculo, me quedo con que el tan llamado "mejor jugador de la historia" está todavía muy lejos de ser historia. Federer, a sus casi 30 años, está más vigente que nunca y hoy lo demostró ganándole a la mejor raqueta del 2011. Por su parte, Djokovic pese a la derrota dejó muestras claras de que lo suyo, que ya es y será grandioso, apenas comienza y de que tenemos asegurado buen tenis por muchos años más.
Roland Garros 2011 ya cumplió y lo hizo en un solo partido. Ahora queda la final que si logra tan solo acercarse a la calidad que se vio hoy, será un evento impresionante... Pero esa, será otra historia.
Un espataculoooo, muy buena la nota, Gran partido. Genios los Jugadores.
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