El alemán Nicolas Kiefer, de 33 años, decidió ponerle fin a su extensa carrera como profesional. Decisión probablemente difícil, sino la más, que tiene que tomar un jugador, abandonar la tarea que ama por cuestiones físicas.
Kiefer tenía como característica durante sus partidos, utilizar cualquier tipo de estrategia oportuna para desconcentrar a su rival. Desde lanzar la raqueta al aire, para impactar una pelota a la que no llegaba, hasta subir a la red jugado y sin chances y mediante muecas y giros, incomodar el remate final de su contrincante. Con mucho estilo y calidad, se fue transformando en un jugador carismático, y querido por el ámbito del tenis (excepto por el rival de turno). Su juego era muy completo. Sacaba fuerte y pesado, era dueño de una derecha fina y un revés cumplidor, pero sin dudas que su servicio era su principal aliado.
En 15 años de tenis, conquistó 6 títulos ATP. Toulouse en 1997 fue el primero de su cosecha. En ese entonces derrotó al recordado australiano Mark Philippoussis, con la particularidad que fue ante el mismo, que ganó su último torneo, en 2000 en el ATP de Hong Kong. En dicha temporada también alzó la copa de Dubai.
Para recordar algo del juego de Kiefer, aquí frente al mejor de todos los tiempos.
Su mejor año fue 1999, cosechó tres títulos, Tokio, Halle y Tashkent.
En los torneos grandes su mejor marca fue en Australia, en 2006, en donde llegó a la instancia de semfinales. En Roland Garros (2005) alcanzó cuarta ronda como mejor resultado, mientras que en Wimbledon (1997) y el Us Open (2000) llegó a los cuartos de final.
Veremos como repercute en este ahora ex jugador el hecho de haberle dicho adiós al tenis. Que te sea leve Nicolas.
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